jueves, 1 de marzo de 2012

Ensayo de un ensayo VII: periodistas y científicos en busca de la simbiosis perfecta

Fuente: periodismocientífico.cl


Según Virginia Wolf, La naturaleza y las letras parecen tener una natural antipatía; basta juntarlas para que se hagan pedazos. Pero si juntamos ambas, por ejemplo en el periodismo científico, vemos como ambas partes, el periodista y el científico,  tienen un objetivo común que perseguir: el de buscar la verdad y hacerla pública (C. Elías, 2008).

martes, 7 de febrero de 2012

Ensayo de un ensayo VI: El panorama laboral de la ciencia


Las condiciones laborales en la ciencia se han ido degradando a lo largo de los años, un científico que pasa la mayor parte de su vida metido en un laboratorio trabajando cobra menos que otros que no dedican tanto tiempo a su labor, están menos preparados y sus avances diarios no pueden cambiar el mundo.

Seguramente, como para todo en la sociedad actual, dependerá de su productividad, y como bien es sabido, el beneficio a corto plazo es mejor que el de a largo plazo. Un estudio científico a lo mejor no da beneficios hasta que pasan unos años de investigación, pero sus resultados pueden cambiar el mundo. En cambio, procesos productivos generales, suelen dar beneficios a corto plazo y no aportan nada a la sociedad, incluso puede que sean perjudiciales ambiental y socialmente. Por ejemplo, las empresas de apuestas deportivas, industria armamentística, etc.

EL poder económico de una nación se mide por el número de ingenieros y científicos, al menos antes era así dirán. Ahora, aunque intenten decirnos otros factores más importantes, sigue siéndolo. Los estados no le dan la prioridad debida, creen que el crecimiento económico no tiene nada que ver con el estado de salud de la ciencia, y un caso claro es nuestra España, que con pocos científicos en su haber, y muchos de ellos exiliados laboralmente, nos vemos inmersos en una crisis sin precedentes. Si se fomentase el gasto en I+D (y no tan escaso y mal enfocado, hacia tecnología militar) en empleos verdes, energías renovables, educación, etc podríamos crear personas competentes, crear un tejido industrial y empresarial fuerte, y estar a la altura de los grandes países. Como el declive de la ciencia no es solo cosa de España, vemos como países anglosajones también están sufriendo la crisis. Supongo que la diferencia entre ellos y nosotros es que empezaron antes su revolución científico-tecnológica y pueden soportar mejor su economía, mientras que nosotros, sin ese tejido, debemos basarnos en construcción y turismo.

La vida laboral de un científico siempre será de estudio y dedicación plena, precisando de avances para no quedarse atrás. Esta presión que le ejerce ese mundo es, si la comparamos con la que sufren periodistas, a priori más fuerte. Pero no tiene por qué ser cierto, muchos periodistas también sufren largas jornadas laborales y presiones de redactores jefes, directores, etc. Por tanto, es extraño que aun a sabiendas de que en ambos mundos se les va a tratar así, las carreras de comunicación sean más demandadas.

Si la elección de una carrera u otra ya no es un tema monetario o de vida laboral digna, entonces será que hay algo en esas titulaciones de comunicación que son más atractivas para el ciudadano. ¿Será qué son más divertidas, menos duras, menos difíciles, menos trabajosas? Creo firmemente que ya no vamos a la universidad para formarnos como personas, para crear como dice Ortega y Gasset al hombre medio. En realidad ya se ve cómo un título o llave que te abre puertas futuras, que supone te ayudará a encontrar el camino profesional que deseas. Si tenemos esto en mente, estudiar una carrera de ciencias como matemáticas o física no ayudará mucho al futuro laboral, y además exigirá un esfuerzo enorme y dedicación durante al menos 5 años de tu vida. Por tanto, este problema de desprestigio universitario, en el que ya no se forman personas con criterio, mentes que puedan revolucionar al mundo, o simplemente jóvenes brillantes con ganas de entender el mundo, es otro factor del declive de la ciencia.

jueves, 26 de enero de 2012

Ensayo de un ensayo VI: La telebasura y la ciencia actual

Está claro que aprender ciencia, o cualquier otro contenido complejo o abstracto, necesita, sobre todo, atención y concentración (C. Elías, 2008). De eso no hay duda, tampoco hay duda de que la sociedad actual está cada vez menos preparada para asimilar ese tipo de contenidos, y mucho menos de guardarlos en su cerebro. Carlos Elías, achaca esto al mundo mediático, en particular al de la televisión. Seguro que ésta es una de sus causas más importantes, ya solo por el hecho de “pérdida de tiempo” que es el aparato en sí, absorbiendo a la población más de 4 horas diarias de media. Si, encima, la programación en la mayoría de los canales es “telebasura” el daño es aún mayor. Pero no creo que sea solo este medio de comunicación el culpable. Hay otros culpables que se pueden sumar a esta debacle de la ciencia:

El cumulo de información diaria en todos los medios, termina creando en las mentes desinformación. Si encima sabemos que la sociedad está cada vez menos preparada mentalmente para entender contenidos complejos, ¿cómo va a poder cribar la buena y mala información entre toda esa amalgama? Ese es otro problema a tener en cuenta. La falta de criterio que hay en esta sociedad a la hora buscar la información, y eso en el mejor de los casos, ya que muchos ni la buscan (sólo comen telebasura). 


miércoles, 25 de enero de 2012

Ensayo de un ensayo V: La problemática universitaria en la ciencia

Otro factor del declive científico es la problemática universitaria, tanto de sus carreras, como sus departamentos, profesores, etc.




El declive científico en las universidades decrece a favor de otras licenciaturas como son comunicación audiovisual, periodismo, etc. Elías reconoce, por experiencia personal (ha hecho químicas y periodismo) que una carrera de ciencias es mucho más dura, y precisa de un mayor sacrificio personal para llevarla a cabo que la de comunicación. Por ello, es posible que aparezcan datos como los descritos en el libro.

Yo que he cursado una carrera de ciencias (Ciencias Ambientales) he visto como otros compañeros de titulaciones de letras entraban mas tarde a clase y salían antes, teniendo como mucho medio día de universidad. Yo en cambio, si sumaba las horas de prácticas en laboratorio de la mañana con las clases teóricas de la tarde, pasaba más de 8 horas diarias encerrado entre cuatro paredes. El primer año me podía molestar aquello, de hecho me molestaba, pero pronto comprendí que mi carrera precisaba de un esfuerzo doble y que si quería ser algún día ambientólogo debía trabajar duro los cinco años de carrera.
Otro problema que me encontré en mi carrera fue la del profesor funcionario, aunque con excepciones, muchos de mis profesores daban la clase porque era una obligación, no por gusto, ya que si daban una serie de horas lectivas al año, además de la contribución económica, la universidad les cedía los espacios para investigar.

Como bien cita Carlos en el libro, Ortega y Gasset decía que la universidad consiste, primero y por lo pronto, en la enseñanza superior que debe recibir un hombre medio (…). Por tanto, la función primaria y central de la universidad es la enseñanza de las grandes disciplinas culturales1. Por eso es tan importante, enseñar ambos caminos, el de letras y el de ciencias en unos mismos estudios, para crecer no solo como profesionales destinados a una empresa futura, sino como personas racionales y con mundo.

En 2005 había más matriculados en ciencias de la información que en matemáticas y físicas juntas (C. Elías, 2005). Este dato es alarmante por varios motivos: primero hay que preguntarse si es necesario tener tantos periodistas, o peor aún, si es bueno tener tan pocos físicos y matemáticos, no nos damos cuenta que estos últimos hacen avanzar el mundo, mientras que los primeros, en muchos casos, hacen lo contrario.

Está claro que aprender ciencia, o cualquier otro contenido complejo o abstracto, necesita, sobre todo, atención y concentración (C. Elías, 2005). De eso no hay duda, tampoco hay duda de que la sociedad actual está cada vez menos preparada para asimilar ese tipo de contenidos, y mucho menos de guardarlos en su cerebro. Carlos Elías, achaca esto al mundo mediático, en particular al de la televisión. Seguro que ésta es una de sus causas más importantes, ya solo por el hecho de “pérdida de tiempo” que es el aparato en sí, absorbiendo a la población más de 4 horas diarias de media. Si, encima, la programación en la mayoría de los canales es “telebasura” el daño es aún mayor. Pero no creo que sea solo este medio de comunicación el culpable. Hay otros culpables que se pueden sumar a esta debacle de la ciencia.

domingo, 8 de enero de 2012

Ensayo de un ensayo IV: la ciencia y la magia



Uno de los factores que están haciendo que perdamos el contacto con las ciencias es que hemos perdido el mismo con la naturaleza, esta es la mayor representante de los procesos científicos, y viviendo en ciudades, nos sentimos poco identificados con ella. Vivimos rodeados de tecnología, de avances, pero no nos sentimos parte de ellos, porque no los entendemos y ni tampoco queremos.

Siguiendo el hilo de la desconexión de la sociedad con la ciencia entra otro tema, el de la magia y la ciencia. Si pensamos en que la gente cree en que los procesos más cotidianos que le rodean son magia y no ignorancia estaremos equivocados. No creo que la gente piense que lo que hace una fotocopiadora sea magia, sino que no les interesa saber los porqués de la aparición de una hoja copiada. Ellos saben que es ciencia, tecnología, todo lo que rodea al proceso, pero igual que  un niño sabe que la ropa sucia no se vuelve limpia por arte de magia, sino que la madre es la que hace el proceso, el adulto hace lo mismo. Es decir, al menos en occidente, creemos que no hay tiempo para saber los procesos intermedios que rodean a un resultado, queremos el producto listo y empaquetado. Pero esto es una contradicción en si misma, ya que si toda la población piensa igual, al final nadie le interesará saber los porqués, no tendrá inquietud científica de las cosas, no querrá estudiar una carrera de ciencias y terminará por desaparecer ese producto final, ya que nadie sabrá cómo hacerlo.

Dar a conocer, por ejemplo los procesos que llevan a cabo el cambio climático, puede ayudar a mostrar mayor interés y cercanía por el tema, lo que conllevaría a una mayor conciencia. Esto implica mayor número de noticias sobre el tema, mayor repercusión y finalmente mayor apoyo político y empresarial para solventarlo. Simplemente, favoreciendo la comunicación científica, se pueden conseguir mejoras a nivel mundial. 

lunes, 26 de diciembre de 2011

Ensayo de un ensayo III: la visión actual de la ciencia

imaginario-nopensar.blogspot.com

Lo primero que se debe cambiar es la visión que tiene el ciudadano medio de la ciencia, no debe sólo mostrarse interés si afecta directamente a uno: la medicina, el medio ambiente y otras materias que están muy conectados con el día a día de las personas. No es lo mismo la visión que se tiene de un químico, matemático (más alejada de los ciudadanos) que de un médico o astronauta. Estos últimos están mejor visto, aunque ambos contribuyen al bien común, ambos hacen su trabajo, y hacen avanzar la sociedad.


Uno de los problemas de esa desconexión del mundo científico con la gente pueda ser que en los congresos, conferencias y revistas especializadas la forma de comunicar no sea apta para todos los públicos, o simplemente, como bien nos ejemplifica Carlos con la visita de Einstein a España, es falta de voluntad y de entusiasmo por los temas que se tratan1. ¿Por qué lo que decía Einstein en sus conferencias era tratado en primera plana cosas que en la actualidad serían inimaginables?

Creo que la culpa es tanto del científico que no ha sabido divulgar sus conocimientos de manera eficiente, como de los medios de comunicación de masas a la hora de marginar noticias que están cambiando el mundo día a día.  La ciencia debe avanzar igual que lo hacen los de su alrededor, entrar con fuerza en internet es fundamental para llegar a todos los posibles receptores y captar “nuevos clientes” de la ciencia.

 1 Elías, Carlos. La Razón Estrangulada. Barcelona. Editorial Debate, 2008.

jueves, 1 de diciembre de 2011

Ensayo de un ensayo II: ni el nombre gusta

EL primer problema del periodismo científico es como bien dice Manuel Calvo, en su Manual de Periodismo Científico (1997), su propio nombre, ya que no gusta a todos por ser una denominación anfibológica. Los que se encuentran por primera vez con la expresión, pueden interpretarla como el nombre de una disciplina que estudiará el periodismo como ciencia o como conjunto de tecnologías que tiene como objetivo final la información. Pero no se trata de esto, sino de divulgar ciencia y tecnología a través de los medios de comunicación de masas (M. Calvo, 97). No es de extrañar entonces, que empecemos ya por mal camino, si la definición de lo que queremos hacer ya conlleva a error.

Vemos que la sociedad cada vez está más desvirtuada, es mas egocéntrica y egoísta, tiene prisa por todo y busca lo más sencillo y rentable. Es por ello que hay una doble necesidad que precisa nuestro tiempo, la de acercar la ciencia a la sociedad y hacerlo utilizando los dos únicos sistemas que el público tiene a su alcance: la enseñanza y la información. Durante el libro, no se busca más que esto, y para ello estudia con precisión los factores que están debilitándola. Debemos estudiar al enemigo para poder vencerle.