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jueves, 26 de enero de 2012

Ensayo de un ensayo VI: La telebasura y la ciencia actual

Está claro que aprender ciencia, o cualquier otro contenido complejo o abstracto, necesita, sobre todo, atención y concentración (C. Elías, 2008). De eso no hay duda, tampoco hay duda de que la sociedad actual está cada vez menos preparada para asimilar ese tipo de contenidos, y mucho menos de guardarlos en su cerebro. Carlos Elías, achaca esto al mundo mediático, en particular al de la televisión. Seguro que ésta es una de sus causas más importantes, ya solo por el hecho de “pérdida de tiempo” que es el aparato en sí, absorbiendo a la población más de 4 horas diarias de media. Si, encima, la programación en la mayoría de los canales es “telebasura” el daño es aún mayor. Pero no creo que sea solo este medio de comunicación el culpable. Hay otros culpables que se pueden sumar a esta debacle de la ciencia:

El cumulo de información diaria en todos los medios, termina creando en las mentes desinformación. Si encima sabemos que la sociedad está cada vez menos preparada mentalmente para entender contenidos complejos, ¿cómo va a poder cribar la buena y mala información entre toda esa amalgama? Ese es otro problema a tener en cuenta. La falta de criterio que hay en esta sociedad a la hora buscar la información, y eso en el mejor de los casos, ya que muchos ni la buscan (sólo comen telebasura). 


miércoles, 7 de septiembre de 2011

La Telebasura y su gran índice de impacto



¿Podemos comparar el índice de impacto con el índice de audiencia? Creo que la respuesta es más que evidente. En el mundo de la comunicación, el mejor programa o el mejor periódico es aquel que consigue mayor audiencia, sin tener en cuenta la calidad de sus contenidos. Igual pasa con el índice de impacto, cuanto mayor sea el número de citas de un artículo científico, más importancia se le dará, por lo que repercutirá en el autor en mayores becas, fondos, plazas de investigación, etc.

¿Esto es justo? Pues creo que no, y haciendo la comparativa televisiva entenderán mejor mis argumentos. El índice de audiencia, al igual que el impacto, no cuantifica si al espectador o al lector le parece interesante o decepcionante el contenido, o si cree que es de mayor o menor calidad. Aquí se juzga si el programa sigue en antena por el número de personas que lo ve, no por su calidad. Puede ser telebasura, y de hecho suele ser la tónica general, que será el programa más visto y el que la cadena aporte más recursos para emitirlo. Con el índice de impacto pasa lo mismo, si un artículo es bueno, pensaremos que tiene una mayor difusión a través de ser citado, pero muchas veces, esto no es así. Un artículo puede ser muy interesante, pero si el autor no tiene el prestigio suficiente como para salir en Nature o Science, será complicado que sea citado muchas veces, ya que es allí donde los medios suelen ir a buscar información científica. Es cierto que hay excepciones, que como este índice no discrimina los sitios citados, pudiendo ser en revistas de muy poca importancia que contará igual, lo que consigue, según Carlos Elias1, que se citen como loros un grupúsculo de científicos para aumentar el prestigio de ese grupo y esas publicaciones, sin tener en cuenta, claro está la calidad.

Como conclusión, observar que al no haber un índice que calcule mejor la calidad de los artículos científicos, deberemos quedarnos con este, con posibles sentimientos de resignación, mientras se buscan nuevas herramientas más acordes con la realidad, porque de momento, no estamos definiendo la calidad del producto, sino su popularidad.

1Profesor titular de periodismo en la Carlos III de Madrid y licenciado en químicas