miércoles, 21 de septiembre de 2011

Ensayo sobre la EA III: ¿por qué la educación ambiental?


Vivimos en ciudades: cogemos coches, andamos por aceras, dormimos entre placas de hormigón. Todo esto nos aleja de lo natural, de dónde venimos. Según Álvarez, Con esta visión cada día nos alejamos más, física y mentalmente de nuestra conexión  natural con todos los elementos que  conforman a la madre naturaleza. Pretendemos vivir en una burbuja,  pretendiendo no depender del medio  ambiente que nos rodea. No tomamos en  cuenta que para coexistir existen múltiples relaciones y procesos entre la naturaleza y  nosotros, que permiten la vida en este  planeta.  El contacto con la naturaleza es básico para acercar la ciencia a las personas. Aquí es dónde irrumpe con fuerza la EA, ésta debe ser: cercana con su público, amable con lo que le rodea, alcahueta entre naturaleza y sociedad, transversal a todo conocimiento de la vida y educadora en valores.

La EA ha nacido por necesidad ante la fuerza bruta de los humanos contra su propio sustento, y como ha nacido, debe crecer, en las mentes de la gente, para luego vivir en ellas. Deberá ser por tanto una disciplina de la educación formal y no formal, que actúe en el pueblo y haga que cambie su forma de ser, de ver las cosas y de sentir. Es más que aprender matemáticas o lengua, es una disciplina de la vida, es sentir, reconocer y criticar tu entorno, saber actuar en consecuencia y demostrar que eres una persona de la tierra, y que por tanto te mereces vivir en ella.

La EA, es conocer la ciencia, conocer su esencia, estudiarla no solo para un examen, sino porque ayudará al progreso de la vida, nuestra vida. Ayuda a que los más reticentes a la ciencia se sientan más comprometidos que nunca, sabedores de la implicación que tiene esta en el trascurso de los acontecimientos. Es el empujón que necesita la ciencia en estos tiempos de crisis, crisis ambiental, científica y de valores.

Las ciudades nos han engañado, los muros de hormigón ya no nos dejan ver más allá, pero si nos subimos a un alto y alzamos la vista, veremos lo innegable, somos parte de ella, de la naturaleza. No debemos olvidarnos de eso y actuar en consecuencia hacia el futuro.

Por tanto, una vez asumo nuestro rol, el de verdad, no el que nos imponen los medios, las masas o los políticos, debemos creer en la EA, como algo que enseñar, pero a la vez aprender, y que, con suerte, dentro de no muchos años, sea tan cotidiano y asumido que el educador ambiental desaparezca, y sean los padres, los maestros, los políticos, los empresarios, etc. los que tomen ese papel. Porque la EA es parte de la educación normal, es saber que es el bien y el mal y actuar en consecuencia, no dista de otras disciplinas educativas que también, y es lógico, trabajan en valores. Compromiso, austeridad, crítica, conocimiento, solidaridad, definen no sólo a la EA, sino a toda la educación en general.

 La EA se aprende en la calle, en las casas, en el colegio, en el parque. No es una disciplina ligada sólo a los árboles y a los "bichitos", también entra en juego todos la sociedad y su desarrollo. Es por tanto vital, educar desde cualquier sitio, dar a conocer todo lo que sabes y enseñarlo. Divulgar. No hay mejor forma que predicar con el ejemplo. 

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