martes, 4 de septiembre de 2012

Ensayo de un ensayo XI: monopolios e índices de impacto


No todo dentro del mundo de la publicación científica es ideal, también ahí se producen barreras para la mejora de la difusión de la ciencia. En primer lugar por el monopolio que tienen las dos grandes revistas Nature y Science y en segundo lugar por pensar que el índice de impacto es la única herramienta fiable para la mejor calidad científica.

Fuente: www.madrimasd.org/blogs

Ese monopolio del que he hablado hace por ejemplo que, Nature tenga 70.000 suscriptores en todo el mundo, con 25 personas leyendo cada número en una biblioteca y 4 cada copia personal y que cuando un científico publica en esta revista, la atención de más de 600.000 científicos líderes está enfocada en su trabajo. Si a esto le sumamos que los periódicos generalistas más importantes del mundo (New York Times, El Páis, Le Monde, etc) que meten como mucho una o dos noticia de ciencia al día sean encima exclusivamente de estas dos revistas, hace que toda la ciencia esté focalizada en un solo punto.

En cuanto al índice de impacto, pues si estas dos revistas tienen el monopolio, nos imaginaremos como será sus índices de impacto. Por ejemplo, la revista Nature en 2004 tuvo un índice del 32,18 siendo este el más alto de todas las publicaciones interdisciplinarias de la ciencia. Si tenemos en cuenta que en los países anglosajones, la calidad de un científico se basa en sus índices de impacto, veremos claro que este tipo de datos no son muy buenos para los que no llegan a poder publicar en Nature o Science. Es decir, una persona que publica en Nature tendrá el mismo o mayor impacto que una que lo hace en cien revistas universitarias o desconocidas para el gran público.

Si tenemos en cuenta solamente estos dos datos, podemos pensar que será muy difícil para un científico poco conocido, que pueda conseguir publicar sus trabajos en estos lares, debiendo buscarse artimañas ya conocidas como pedir que otros compañeros de profesión, más aclamados y reconocidos, firmen en sus artículos sin haber escrito ni una sola palabra, para así poder llegar con mayor facilidad a las altas esferas de la ciencia.

En varios capítulos del libro se habla de los escándalos que han surgido en la ciencia, y de cómo esta contribuye a su decadencia o la fortalece. Seguramente ambas cosas son ciertas, pero si los científicos siguen siendo rigurosos y acordes con los principios que rige la ciencia, cualquier escándalo saldrá reforzando la ciencia, ya que se sabrá gracias a que un científico supo ver la trampa. Y eso, da nobleza y credibilidad al “mundillo”.

Por otra parte, y siendo algo más optimistas con el proceso de publicación actual, este sistema hace que todo lo que se publica en estas dos revistas es de altísima calidad (tienen revisores repartidos por todo el planeta), y que por suerte, tenemos la certeza de que se divulgarán por todo el mundo gracias a su gran índice de impacto.

1 Elías, Carlos. La Razón Estrangulada. Barcelona. Editorial Debate, 2008.

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