lunes, 3 de octubre de 2011

Nuevos espacios divulgativos

En la actualidad, la comunicación científica está desprestigiada y marginada, porque no interesa. Pero este no es el fin. La divulgación debe abrirse camino hacia nuevos campos, nuevos espacios dónde presentarse. Internet, y en concreto las redes sociales y profesionales, el mundo 2.0 en general, es una oportunidad única que debemos aprovechar todos los interesados en la divulgación científica, porque nos aporta plataformas dónde hacernos oír, canales a los que dirigirnos, multitud de formatos en los que trabajar y lo más importante, una conexión con el publico más directa, cercana y amable.



En las redes sociales vemos revistas especializadas como Quercus, Nature, Muy interesante, National Geographic hacen un uso diario de ellas mediante tweets en Twitter o post publicados en sus muros de Facebook. Gracias a estos medios tienen millones de seguidores en todo el mundo que siguen sus artículos cada día, muchos ni se meterán a leerlo, pero muchos otros sí, y ahí es donde radica el éxito de estas plataformas. Además se simpatizan con otros medios de divulgación científica a los que siguen y dan cabida en sus espacios.



Se consigue que portales y revistas de menor calado tengan la oportunidad de codearse al mismo nivel que por ejemplo @naturenews, el perfil en Twitter de la revista Nature, revista científica más importante, que tiene 267.000 amigos, con National Geographic @natgeo o Muy Interesante @muyinteresante que tiene casi un millón de seguidores cada uno. Estas son las especializadas en ciencias, pero si vemos las secciones de ciencias de periódicos generalistas como Público @publico_ciencia le siguen casi 11.600 amigos. Esto es algo asombroso, nunca una revista científica o una sección de periódico habían sido seguidas por tantísima gente. Pero también personas concretas, científicos, periodistas ambientales, divulgadores son seguidos por miles de personas en todo el mundo, por poner dos ejemplos muy distintos. Eduardo Punset @epunset tiene casi 100.000 seguidores, claro está que es una persona que también sale mucho en televisión, pero Clemente Álvarez, periodista ambiental, que no sale en televisión y que es conocido en la actualidad por su blog Ecolab en El País tiene casi 3.200 amigos. 


Todo esto significa que un solo comentario, una nueva entrada subida, un nuevo post hacen que miles de personas lo puedan leer al momento, que esas lo compartan con sus amigos, y así sucesivamente, consiguiendo un índice de impacto brutal. Sabiendo de este potencial, todas las revistas de papel y periódicos deberían seguir el ejemplo para que la gente pudiese acceder a todas ellas.




Otra de las herramientas que ofrecen las redes sociales, es la de usarlas como locutores instantáneos de información, es decir, si un periodista está dentro de una conferencia sobre nanotecnología, puede ir subiendo mensajes a su perfil o al perfil de la revista en la que trabaje para que la gente sepa de que están hablando en ella, formándose grupos de debate y sanas conversaciones sobre ciencias en la red. Yo esto lo he vivido en ponencias de medio ambiente en el último Congreso Nacional de Medio Ambiente (CONAMA) y es algo especial. Durante la ponencia “Medio Ambiente y Redes Sociales” vi como hasta ponentes que en ese momento no estaban hablando iban comentando en twitter lo que sus compañeros de profesión iban exponiendo, con el hastag #natured. Además, en muchas de estas conferencias, para poder seguir el debate 2.0, ponen paneles o pantallas con los mensajes que se van subiendo a la red, dando cabida a que una persona de Australia pueda enterarse de la ponencia y preguntar a su ponente favorito alguna duda surgida durante las conferencias. Se consigue que gente no sólo dentro de la sala esté informada, desde fuera también, y que además, se sientan parte de ella, lo que produce una gran motivación e implicación.


En redes profesionales, ocurre algo parecido, pero el público no es tan generalista, aquí los grupos de trabajo, como los de LinkedIn ofrecen grandes debates entre distintos profesionales de un sector. Por supuesto, también tienen cabida científicos de todo el mundo. Estoy ahora en más de 15 grupos, muchos de ellos de medio ambiente, divulgación y ciencia. Tengo la oportunidad de charlar en un debate abierto sobre los avances en energías renovables con el director de una compañía energética, con un catedrático y el técnico instalador, todos a la vez, creándose verdaderos focos de información de calidad, diversidad y buen hacer. Aquí aprendemos todos, comunicamos todos y divulgamos todos.



De unos años para acá han proliferado los blogs de ciencias, los portales y webs de temas científicos. Esto también es una buena salida divulgativa. Es cierto que hay mucha información con poca calidad, falta de fuentes, etc. Pero debemos entre toda esa maraña saber cribar.

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