martes, 23 de agosto de 2011

La revista científica, ese gran desconocido.



Las revistas científicas tienen vida. Me explico, son como los seres vivos y tienen su propio ciclo de vida

NACEN: se abre un hueco en el “mercado científico” por el que sale una revista. Esta empezará siendo como un bebé: con mucho que aprender por delante. Los fallos al principio serán más comunes (algún artículo mal revisado, por ejemplo) pero poco a poco crecerá.

CRECEN: crecer, es saber afrontar lo que te rodea de la mejor manera posible, es sobrevivir, y los humanos y las revistas lo hacen de la misma manera, especializándose en lo que mejor saben hacer. Las revistas científicas a medida que van madurando y consolidando lectores, van centrándose más en un campo de la ciencia. Por un lado tiene lo positivo de que mejora la calidad pero por otro se cierra mucho sus posibles lectores, arriesgándose a la muerte. También es cierto que revistas muy consolidadas como Science o Nature no se centran en un sólo campo científico.

MUEREN: algunas revistas cierran al cabo del año por diversos motivos, en la mayoría económicos, pero ya hemos dicho que tienen vida, y por tanto el conjunto de ellas forman una población que se mantiene estable en el tiempo. Las revistas científicas han aparecido y desaparecido desde el siglo XVII, pero, una información importante es que su aparición tiene una tasa casi constante que ronda el 3,5 anual desde el siglo XIX, un ritmo que aparentemente depende del incremento constante del número de investigadores y por lo tanto el número de artículos y por consiguiente de la demanda por nuevas revistas. 

En nacimiento, historia y supervivencia de las revistas dependerá de la selección natural, de cómo se adapten a los tiempos que corren, a las nuevas tecnologías, sobre todo internet, que no debe verse como barreras para el conocimiento científico, sino como una rampa de acceso a un mundo lleno de posibilidades. Pero este es otro tema, muy interesante, para hablar otro día.

1 comentario: