miércoles, 9 de junio de 2010

Rascacielos! rascaleches!


Aquí dejo unos fragmentos de un poema de Miguel Hernández llamado “Silo de afirmación en la aldea”, es un gran ejemplo de como han evolucionado las ciudades en los últimos siglos, del éxodo rural, del cambio de lo natural por lo artificial, del miedo al progreso…


Alto soy de mirar a las palmeras,

rudo de convivir con las montañas...

Yo me vi bajo y blando en las aceras

de una ciudad espléndida de arañas.

Difíciles barrancos de escaleras,

calladas cataratas de ascensores,

¡qué impresión de vacío!,

ocupaban el puesto de mis flores,

los aires de mis aires y mi río.

(…)

Iba mi pie sin tierra, ¡qué tormento!,

vacilando en la cera de los pisos,

con un temor continuo, un sobresalto,

que aumentaban los timbres, los avisos,

las alarmas, los hombres y el asfalto.

¡Alto!, ¡Alto!, ¡Alto!, ¡Alto! ¡Orden!, ¡Orden!

¡Qué altiva imposición del orden una mano,

un color, un sonido!

Mi cualidad visiva, ¡ay!, perdía el sentido.
Topado por mil senos,

embestido por más de mil peligros, tentaciones,

mecánicas jaurías, me seguían lujurias

y claxones, deseos y tranvías.
(…)

¡Rascacielos!: ¡qué risa!: ¡rascaleches!

¡Qué presunción los manda hasta el retiro

de Dios! ¿Cuándo será, Señor, que eches

tanta soberbia abajo de un suspiro?

¡Ascensores!: ¡qué rabia! A ver, ¿cuál sube

a la talla de un monte y sobrepasa

el perfil de una nube,

o el cardo, que de místico se abrasa

en la serrana gracia de la altura?

¡Metro!: ¡qué noche oscura

para el suicidio del que desespera!:

¡qué subterránea y vasta gusanera,

donde se cata y zumba la labor

y el secreto de la tumba!

¡Asfalto!: ¡qué impiedad para mi planta!

¡Ay, qué de menos echa el tacto de mi pie

mundos de arcilla cuyo contacto imanta,

paisajes de cosecha,

caricias y tropiezos de semilla!
M. Hernández

La Educación Ambiental como base para el cambio


Creo que uno de los mayores contaminantes del cambio climático es la desinformación ambiental que existe en esta sociedad. Es más, estoy convencido de que si de pequeños los que han estado y están “gobernando el mundo” hubiesen mamado la educación en valores que representa la Educación Ambiental (EA) muchos de los problemas que hoy abordan al mundo no existirían.

Con gobernadores del mundo, no solo incluyo a políticos, también a empresarios de grandes petroleras, de industrias químicas, de transportes, y en definitiva a todas las personas que viven en la tierra. Porque si nos damos cuenta, con una concienciación mayor de las consecuencias de nuestros actos, con una mayor visión y sensibilización sobre las cosas, nos iría mucho mejor, y no solo en el ámbito ambiental.

Creo necesario, por nuestro futuro, que se amplíe la educación de colegios e institutos con una asignatura troncal de EA, dándole las mismas prioridades que a otras como historia, matemáticas o lengua. Es más, deberíamos ir más allá y crear una educación transversal, donde en el resto de asignaturas, se conciencie y se eduque en valores de respeto al medio. Por ejemplo, en matemáticas, podemos poner problemas que tengan que ver con el deterioro ambiental o con la sensibilización al medio que nos rodea:

Un coche emite 0,197kg de CO2 por km recorrido, si hemos recorrido 237 km de ida y vuelta, ¿cuantas emisiones de CO2 totales hemos emitido con nuestro vehículo?

Si no nos quedamos en el simple cálculo matemático, podemos hacer luego un juego de autocrítica y de concienciación ambiental, enseñando una comparativa de lo que emiten otros transportes respecto al automóvil y plantear debates en la clase sobre la importancia de cambiar nuestros hábitos de movilidad.

Como podemos comprobar, con un pequeño esfuerzo por parte del profesorado, se puede dar un enfoque mucho más didáctico a muchas de las asignaturas, aprendiendo por ejemplo a sumar y a ser respetuosos con el medio, al mismo tiempo.

Imaginemos como sería el mundo si se hiciese esto, políticos concienciados con el medio no solo por temas económicos, profesores que enseñasen a futuros empresarios químicos los problemas que generan los vertidos incontrolados, o simplemente personas normales como tu y yo que reciclan, que no tiran residuos al bosque, no solo porque lo dice el anuncio de televisión sino porque sabemos de su importancia para mejorar el mundo.

E.E