jueves, 26 de enero de 2012

Ensayo de un ensayo VI: La telebasura y la ciencia actual

Está claro que aprender ciencia, o cualquier otro contenido complejo o abstracto, necesita, sobre todo, atención y concentración (C. Elías, 2008). De eso no hay duda, tampoco hay duda de que la sociedad actual está cada vez menos preparada para asimilar ese tipo de contenidos, y mucho menos de guardarlos en su cerebro. Carlos Elías, achaca esto al mundo mediático, en particular al de la televisión. Seguro que ésta es una de sus causas más importantes, ya solo por el hecho de “pérdida de tiempo” que es el aparato en sí, absorbiendo a la población más de 4 horas diarias de media. Si, encima, la programación en la mayoría de los canales es “telebasura” el daño es aún mayor. Pero no creo que sea solo este medio de comunicación el culpable. Hay otros culpables que se pueden sumar a esta debacle de la ciencia:

El cumulo de información diaria en todos los medios, termina creando en las mentes desinformación. Si encima sabemos que la sociedad está cada vez menos preparada mentalmente para entender contenidos complejos, ¿cómo va a poder cribar la buena y mala información entre toda esa amalgama? Ese es otro problema a tener en cuenta. La falta de criterio que hay en esta sociedad a la hora buscar la información, y eso en el mejor de los casos, ya que muchos ni la buscan (sólo comen telebasura). 


miércoles, 25 de enero de 2012

Ensayo de un ensayo V: La problemática universitaria en la ciencia

Otro factor del declive científico es la problemática universitaria, tanto de sus carreras, como sus departamentos, profesores, etc.




El declive científico en las universidades decrece a favor de otras licenciaturas como son comunicación audiovisual, periodismo, etc. Elías reconoce, por experiencia personal (ha hecho químicas y periodismo) que una carrera de ciencias es mucho más dura, y precisa de un mayor sacrificio personal para llevarla a cabo que la de comunicación. Por ello, es posible que aparezcan datos como los descritos en el libro.

Yo que he cursado una carrera de ciencias (Ciencias Ambientales) he visto como otros compañeros de titulaciones de letras entraban mas tarde a clase y salían antes, teniendo como mucho medio día de universidad. Yo en cambio, si sumaba las horas de prácticas en laboratorio de la mañana con las clases teóricas de la tarde, pasaba más de 8 horas diarias encerrado entre cuatro paredes. El primer año me podía molestar aquello, de hecho me molestaba, pero pronto comprendí que mi carrera precisaba de un esfuerzo doble y que si quería ser algún día ambientólogo debía trabajar duro los cinco años de carrera.
Otro problema que me encontré en mi carrera fue la del profesor funcionario, aunque con excepciones, muchos de mis profesores daban la clase porque era una obligación, no por gusto, ya que si daban una serie de horas lectivas al año, además de la contribución económica, la universidad les cedía los espacios para investigar.

Como bien cita Carlos en el libro, Ortega y Gasset decía que la universidad consiste, primero y por lo pronto, en la enseñanza superior que debe recibir un hombre medio (…). Por tanto, la función primaria y central de la universidad es la enseñanza de las grandes disciplinas culturales1. Por eso es tan importante, enseñar ambos caminos, el de letras y el de ciencias en unos mismos estudios, para crecer no solo como profesionales destinados a una empresa futura, sino como personas racionales y con mundo.

En 2005 había más matriculados en ciencias de la información que en matemáticas y físicas juntas (C. Elías, 2005). Este dato es alarmante por varios motivos: primero hay que preguntarse si es necesario tener tantos periodistas, o peor aún, si es bueno tener tan pocos físicos y matemáticos, no nos damos cuenta que estos últimos hacen avanzar el mundo, mientras que los primeros, en muchos casos, hacen lo contrario.

Está claro que aprender ciencia, o cualquier otro contenido complejo o abstracto, necesita, sobre todo, atención y concentración (C. Elías, 2005). De eso no hay duda, tampoco hay duda de que la sociedad actual está cada vez menos preparada para asimilar ese tipo de contenidos, y mucho menos de guardarlos en su cerebro. Carlos Elías, achaca esto al mundo mediático, en particular al de la televisión. Seguro que ésta es una de sus causas más importantes, ya solo por el hecho de “pérdida de tiempo” que es el aparato en sí, absorbiendo a la población más de 4 horas diarias de media. Si, encima, la programación en la mayoría de los canales es “telebasura” el daño es aún mayor. Pero no creo que sea solo este medio de comunicación el culpable. Hay otros culpables que se pueden sumar a esta debacle de la ciencia.

domingo, 8 de enero de 2012

Ensayo de un ensayo IV: la ciencia y la magia



Uno de los factores que están haciendo que perdamos el contacto con las ciencias es que hemos perdido el mismo con la naturaleza, esta es la mayor representante de los procesos científicos, y viviendo en ciudades, nos sentimos poco identificados con ella. Vivimos rodeados de tecnología, de avances, pero no nos sentimos parte de ellos, porque no los entendemos y ni tampoco queremos.

Siguiendo el hilo de la desconexión de la sociedad con la ciencia entra otro tema, el de la magia y la ciencia. Si pensamos en que la gente cree en que los procesos más cotidianos que le rodean son magia y no ignorancia estaremos equivocados. No creo que la gente piense que lo que hace una fotocopiadora sea magia, sino que no les interesa saber los porqués de la aparición de una hoja copiada. Ellos saben que es ciencia, tecnología, todo lo que rodea al proceso, pero igual que  un niño sabe que la ropa sucia no se vuelve limpia por arte de magia, sino que la madre es la que hace el proceso, el adulto hace lo mismo. Es decir, al menos en occidente, creemos que no hay tiempo para saber los procesos intermedios que rodean a un resultado, queremos el producto listo y empaquetado. Pero esto es una contradicción en si misma, ya que si toda la población piensa igual, al final nadie le interesará saber los porqués, no tendrá inquietud científica de las cosas, no querrá estudiar una carrera de ciencias y terminará por desaparecer ese producto final, ya que nadie sabrá cómo hacerlo.

Dar a conocer, por ejemplo los procesos que llevan a cabo el cambio climático, puede ayudar a mostrar mayor interés y cercanía por el tema, lo que conllevaría a una mayor conciencia. Esto implica mayor número de noticias sobre el tema, mayor repercusión y finalmente mayor apoyo político y empresarial para solventarlo. Simplemente, favoreciendo la comunicación científica, se pueden conseguir mejoras a nivel mundial.